Ocurre que los nervios te traicionan, que nunca lo habían hecho y eso te coge de sorpresa y ya no sabes si pensar en español o en inglés y te viene el vocabulario erróneo y la lengua no obedece a tu cerebro y te confundes. Una maldita palabra que te descoloca todo lo que ibas a decir, un tiempo verbal mal pronunciado, un tiempo verbal erróneo en relación a lo que les estás contando. Con lo fácil que hubiera sido que te hubiera tocado la fotografía de tu compañera. Ahora es cuando empiezas a sudar por el labio superior por culpa del calor pegajoso, o quizás, la causa sea la impotencia y los nervios; ¡el maldito aire acondicionado no hace nada! Parece que la silla que te ha tocado tiene calefacción incorporada. Las cosas van mal, ya no recordaba esa sensación.
Ha terminado. ¿Ahora solo me queda rezar?
