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lunes, 27 de mayo de 2013

Jiminy Cricket

- Hola.
- Hola. - contestó ella tímidamente-
- Hacía tiempo que no venías a verme. ¿Me has echado de menos?
- No lo sé, sólo he venido hasta ti porque te necesitaba. Bueno, necesito hablar contigo.
- ¿Qué te pasa?
La chica le tendió una mano para que pasara a su pequeño apartamento y le invitó a sentarse en el sofá de color azul eléctrico. La sala estaba iluminada por una lámpara de pie ya que eran las seis y media y en aquella ciudad comenzaba a anochecer a esa hora.
- ¿Estoy sola en este mundo? Quiero decir sé que te tengo a ti y que tengo un montón de gente que dice que me quiere pero ¿cómo puedo saber realmente que van a estar ahí para siempre?
- ¿Para siempre? Sabes bien que ni yo puedo estar para siempre, algún día me iré, aunque yo seré de las que me vaya cuando no me necesites; ¿las demás personas? Pues no lo sé pero quizás no estés tan sola en este mundo, ¿no es cierto que cada vez que has necesitado a alguien siempre has tenido? Porque tú misma te has dado cuenta que cuando has necesitado a cualquier persona y no la has tenido es porque no la has pedido o porque preferías estar sola.
En ese momento se levantó y le ofreció algo de beber porque veía, al igual que otras veces, como se le quedaba la boca seca. Trajo la jarra de agua con dos rodajas de limón que guardaba en la nevera y llenó dos vasos.
- Tienes razón. Pero es que hoy me siento tan débil que he visto todas las cosas al final del túnel con ausencia de luz, ni siquiera un atisbo; por eso no he tenido más remedio que recurrir a ti. Tengo ganas de llorar y es que lo extraño es que no me ha pasado nada. Quizás la culpa sea de darle vueltas a su pérdida, porque sé que es uno de mis puntos de apoyo y que le necesito muchísimo por eso me estoy debatiendo entre dejarlo pasar o no volver a hablarle en mi vida. Quizás esté sacando las cosas de quicio y me esté precipitando.
- Sabes bien que yo no puedo darte la respuesta pero si hubiera estado alguien contigo en ese momento lo hubieras fulminado con la mirada así que la soledad creo que fue la mejor opción. Pero te has calmado y eso es bueno, porque tenemos que afrontar las cosas con frialdad. -Le sonrió, la chica se miró las manos-
- ¿Frialdad? Creo que de eso ya no tengo, se me ha acabado. Ahora soy débil por muy fuerte que me quiera sentir me acabo derrumbando y lloro desconsoladamente. Eso me ocurre por tener personas por las que llorar, por querer manejarlo todo y finalmente se me escapan muchos detalles de las manos, por la vida en general. -Suspiró y puso los ojos en blanco-
- Sabes que puedes hacerlo, que tú eres capaz de seguir adelante con todo. Seguro que todo sale bien; el único consejo que te puedo dar es que si las cosas no salen como tú esperabas lo dejes pasar y preocúpate más por ti y menos por los demás deja de dar esos consejos que ni tú misma puedes hacer. Deja de hacer la vida más compleja de lo que es.
Ambas bebieron un trago grande de agua. El cielo anaranjado se podía ver por el gran ventanal que tenían en frente. La habitación había ido tomando un ambiente cada vez más tenso hasta que se pararon a beber.
- Tengo miedo. Eso es lo que me pasa, miedo de perderlo todo y de quedarme sin nada. ¿Por qué estaremos tan aferrados a las cosas materiales? Las cosas no deberían ser tan complicadas. No me gusta el periodo de tiempo que estoy viviendo ahora, son tiempos duros, ¿sabes?
- Los tiempos duros son los mejores, son los que te hacen ver quiénes son las personas que realmente merecen la pena y quiénes son los que están contigo solo para disfrutar de la vida. También, tengo que advertirte de que como te aferres al miedo no te soltará en la vida, ten cuidado. Creo que por hoy hemos dicho todo lo que teníamos que decir, ¿no crees? -Cogió el paquete de cigarros y le ofreció a la chica-
- No fumo, y tú no deberías. -dijo en un tono severo- Pero igualmente gracias, por todo.
-  Tú no eres mi consciencia. -dijo y rompió a reír-
La chica se levantó y se despidió de su amiga. Salió por la puerta de color blanco mientras que apoyada en el borde de la puerta su amiga le daba una calada al cigarro y le sonreía de forma satisfactoria. 

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